Por: José V. Medina Z.
Movimiento ciudadano se rebela ante clase política, en su totalidad, en busca de cambios profundos en el sistema democrático chileno.
Si esta realidad no es asumida y comprendida a tiempo, corremos el riesgo de que surjan caudillismos populistas con resultados impredecibles y tal vez desastrosos.
Por: José V. Medina Z.
Movimiento ciudadano se rebela ante clase política, en su totalidad, en busca de cambios profundos en el sistema democrático chileno.
Si esta realidad no es asumida y comprendida a tiempo, corremos el riesgo de que surjan caudillismos populistas con resultados impredecibles y tal vez desastrosos.
El resultado en las encuestas y el discurso de las multitudes, tanto en las calles como en las redes sociales, da clara muestra de esta realidad y resulta incomprensible que los actores políticos no logren captar estas señales.
Es evidente que el mayor afectado es el actual gobierno, por el solo hecho de que ellos ostentan circunstancialmente el poder pero, el bajo respaldo ciudadano hacia los sectores de la Concertación confirman el análisis presentado al iniciar esta nota. El rechazo es a todos los que sustentan el actual sistema y no solo al gobierno de turno. Por lo demás, esta es la tendencia a nivel mundial.
Dentro de los distintos sondeos, llama la atención que la ex presidenta Bachelet sea la única figura pública que aún mantiene un fuerte respaldo ciudadano. Esto se debe a variadas razones ya por todos sabidas. Imagen, carisma, personalidad, etc. Quizás la principal sea que la ex mandataria se mantiene alejada de los pequeños conflictos diarios y puntuales de la política chilena. Esto la colocaría en una suerte de ente que está sobre el bien y el mal.
Sin embargo, en algún momento la ex presidenta deberá volver, enfrentando nuevamente la política contingente. Cuando esto suceda, deberá realizar una nueva propuesta que logre reencantar a los electores y para que esto suceda, deberá integrar en su programa lo que la gente está solicitando. De no ser así, todos pagaremos las consecuencias.
Básicamente estamos hablando de transformaciones profundas en nuestra constitución o, definitivamente, la fórmula necesaria para generar una nueva carta magna. Para esto se necesitarán los dos tercios de ambas cámaras del congreso para derogar los artículos que limitan los llamados a plebiscito ampliando esta alternativa. La derecha deberá aportar con sus votos o pagará los costos. Elecciones mediante un sistema proporcional derogando el binominal. Voto sin condiciones en el extranjero.
Incorporar en este programa profundos cambios en los temas medio ambientales. Legislación sobre la propiedad del agua. Nuevas políticas respecto a la gran minería lo que puede llegar a incluir una nueva nacionalización del cobre. Lo mismo respecto a la educación, las leyes laborales, etc.
En resumen, los grandes y profundos cambios que el país está exigiendo y que han sido postergados, ya sea por falta de voluntad política de parte de la Concertación o por la negativa de la derecha para otorgar los altos quórum con que Augusto Pinochet dejó amarrada la actual constitución de 1980.
Alguien podría pensar que otro puede asumir estas tareas y es cierto, pero quien aún mantiene respeto y credibilidad ante la ciudadanía es Michelle Bachelet.
Finalmente, de no abordarse estas demandas ciudadanas, el futuro institucional de Chile se puede ver seriamente afectado y la responsabilidad recaerá en la actual clase política, abarcando todo el espectro, derecha, centro e izquierda. LNT