Luego de una penosa enfermedad, un cancer, dejó de existir la destacada ceramista radicada en el balneario de Las Cruces, Silvia Meller. Su deceso se produjo el domingo 30 de Enero, en la ciudad de Santiago, en Clínica Dávila donde se encontraba internada.
Luego de una penosa enfermedad, un cancer, dejó de existir la destacada ceramista radicada en el balneario de Las Cruces, Silvia Meller. Su deceso se produjo el domingo 30 de Enero, en la ciudad de Santiago, en Clínica Dávila donde se encontraba internada.
Era casada desde los 20 años de edad con Ernesto Nebreda, tuvo cuatro hijos: Carmen, Isabel, Alfredo y Jaime, el menor. Unos de sus nietos, el abogado Alfredo Nebreda, fue Gobernador Provincial de San Antonio en el último periodo de la Presidenta Michelle Bachelet.
Muchos años atrás había sido diagnosticada de diabetes. En una entrevista concedida a Accu Club, admitía que su condición nunca era impedimento para sentirse bien. “Lo que más cuesta es aceptar tus propias limitaciones, pero a mis 85 años sigo teniendo sueños y ganas de hacer cosas. Soy como un modelo antiguo de Mercedes Benz, vieja pero sofisticada”, explicaba.
Luego de saber que tenía diabetes y trabajar largos años como enfermera de la Cruz Roja, decidió estudiar cerámica en frío en 1977.
Fue alumna en el Instituto de Cultura Hispánica, donde tuvo clases con Alfonso D’Albora, su maestro y más fiel crítico, a quien dice, debe el desarrollo de su talento personal como escultora de greda.
Colaboró haciendo clases en la Escuela de Sordomudos, donó fotografías de sus obras a CONIN para tarjetas navideñas, trabajó en el programa de televisión “Canal 11 al Despertar”, en Chilevisión, haciendo clases de modelado en greda y figura humana.
En el balneario de Nicanor Parra, también participó activamente en el Centro cultural de Las Cruces y en un club de adultos mayores.
Después de la muerte de su hija Isabel, pensó que el mundo se le venía encima, pero el apoyo de su marido fue crucial para superar la pérdida y enfrentar la muerte como un paso más de la vida. “Yo no entiendo a los egipcios que adoran a sus seres queridos en tumbas y cementerios. Para mí Isabel sigue con nosotros y ha sido mi inspiración para seguir creando”, señalaba.
El arte no se limita a las esculturas; Sylvia era una gran recitadora de poemas y se reconocía fanática de Amado Nervo. Muchas veces demostró esta habilidad en las reuniones culturales y actividades organizadas por la Municipalidad de El Tabo.
Vivía junto a su marido en el balneario de Las Cruces desde la década de los 80, en una pequeña casa, a la cual se accede por un camino de tierra, ubicada en la calle Uruguay, lugar donde llevó su más preciado tesoro: las ganas de vivir. “Me han faltado años para hacer todo lo que tengo y quiero hacer”, comentaba Sylvia Meller.
Desde estas páginas virtuales, expresamos nuestro más sentido pésame a sus seres queridos y especialmente a su esposo, don Ernesto Nebreda.
Sus funerales se realizaron el martes 1 de Febrero, en el cementerio Parque del Recuerdo de Santiago. LNT