La ciudadanía se pregunta, con razón, por qué el Gobierno no escucha al 80% del país, que pide el fin de la educación de mercado, que además de ser cara y mala, incrementa la desigualdad social y favorece a una elite cavernaria. En parte, la respuesta está en una intervención del senador Alberto Espina, en el Consejo General de Renovación Nacional.
La ciudadanía se pregunta, con razón, por qué el Gobierno no escucha al 80% del país, que pide el fin de la educación de mercado, que además de ser cara y mala, incrementa la desigualdad social y favorece a una elite cavernaria. En parte, la respuesta está en una intervención del senador Alberto Espina, en el Consejo General de Renovación Nacional.
A su juicio, el conflicto de la educación, que ya se prolonga por casi cuatro meses, obedece a que “aquí viene un par de patanes de izquierda a decirnos que no se puede ganar plata“.
Espina, criticó acerbamente a quienes se manifiestan contrarios al lucro durante el Consejo General de ese partido, donde hizo referencia a las propuestas en educación que presentó junto a los diputados Germán Becker y Germán Verdugo.
Al respecto, señala ser partidario de un sistema mixto de educación en que existan establecimientos de educación escolar pública y establecimientos particulares subvencionados con y sin fines de lucro.
Afirmó que en este sentido “el programa del Presidente Piñera dice relación con la libertad de la sociedad de oportunidades de la iniciativa individual“:
“Por qué tiene que ser un pecado que un profesor, un trabajador, cualquier chileno modesto de clase media, que se levanta a las 7 de la mañana, llega a las 11 de la noche de trabajar, se saca la cresta para llevar el sustento de su familia y aquí vienen un par de patanes de izquierda a decirnos que ellos no pueden ganar plata“.
Entre aplausos de sus correligionarios, el parlamentario añadió que “esta petición (fin del emprendimiento) es discriminatoria y hasta clasista“.
“No he visto algo más clasista. Si una persona es rica puede escoger donde quiere educar a sus hijos, pero fíjense que el papá de clase media no va a poder elegir. Ahí se les acabó el concepto de la sociedad inclusiva. Ahí no se puede elegir, porque el politburó les dice que pueden ir a un liceo determinado no más“, afirmó.
Espina dijo que quiere “defender el derecho de los chilenos de elegir la enseñanza de sus hijos. Quien resuelve dónde educo a mis hijos no es el politburó, no es el Comité Central del Partido Comunista. Es el papá. Porque nadie más que él va a poder saber donde educar a su hijo“.
El senador Espina en esto, como en todo, se equivoca: los sostenedores no son chilenos modestos, de clase media, que se levantan a las 7 de la mañana y trabajan hasta las 11 de la noche.
Además, nadie en el movimiento social por la educación pública está diciendo que no se puede ganar plata con la educación. Sólo que si alguien quiere hacerlo, lo haga con la suya, y no con platas del Estado. Si un empresario quiere invertir en educación, pues que corra el riesgo, como dice su doctrina, y no venga a pedirle al Estado que, con recursos de todos los chilenos, le financie su negocio.
Como evidentemente Piñera, Espina y Cía parecen no entender, habrá que repetírselo: lo que el movimiento por la educación pública está pidiendo es el fin de la educación como pretexto para que los bancos y algunos empresarios hagan su negocio. Lo que los estudiantes en la calle están exigiendo es la restitución de la educación como un derecho social garantizado por el Estado, como dispositivo de igualación de oportunidades, financiado con un sistema tributario progresivo, y con la renacionalización de nuestros recursos naturales, que como Piñera, Espina y Cía simulan ignorar, pertenecen a todos los chilenos.
Fuente: Red diario digital